Reconocido por “demostrar con precisión cómo un auténtico músico puede poseer una reserva ilimitada de fortaleza técnica, (…) puesta siempre a merced de las inamovibles exigencias musicales de la partitura“ y por su “claridad y excepcional control tímbrico“.
(Musical Opinion)
MI FILOSOFÍA DE ENSEÑANZA
La pedagogía siempre ha sido una pasión para mí. Compartir mi amor por la música en general y por mi instrumento, el piano, en particular es, para mí, tan natural y necesario como respirar. Creo que la verdadera tutoría es aquella que tiene la autonomía del alumno como el fin último. Todo lo que ocurre en nuestro estudio está dirigido a dicho fin, a asegurar que mis alumnos están cultivando sus propias estrategias y su propio criterio artístico sólido y fundación técnica, de modo que no me necesitarán, a mí o a ningún otro profesor, en el futuro, salvo para consejo específico relativo a interpretación o repertorio o guiado en su carrera.
Durante el tiempo que mis alumnos pasan conmigo, me aseguro de que se sienten suficientemente confiados como para empezar a desarrollar sus propias ideas en la interpretación de una pieza y partir de ese punto para hacerles identificar las dificultades, sean técnicas o musicales, que están interfiriendo con su idea interpretativa y descubrir estrategias para superarlas. Tener una visión clara de la música como un medio de expresión desde el primer momento en el que sus manos encuentran el teclado asegura una atmósfera en el estudio en el que el amor por la música es compartido por todos los presentes, independientemente de su nivel o de sus aspiraciones profesionales, y garantiza que los alumnos se mantendrán motivados y bien centrados durante las muchas horas de práctica que dediquen entre sus clases semanales.
Encontrar el equilibrio entre los deseos del alumno, en lo relativo a la elección del repertorio, y lo que yo considero que puede ser beneficioso para ellos según dónde se encuentren en su proceso de aprendizaje, de manera casi imperceptible, permitiendo al alumno crees que las piezas que trabajarán son, sin ninguna duda, aquellas que más aman y necesitan, de modo que les dediquen tiempo de calidad: ahí reside la belleza de mi trabajo. Gestionar el entorno con la finalidad de promover el pensamiento crítico del propio alumno en lo que respecta a su proceso de aprendizaje, de la manera más sutil posible.
Uno de los más importantes rasgos que un buen profesor debe tener, especialmente cuando trabaja con alumnos de manera particular, es la empatía. Es de particular importancia al trabajar cualquier forma de expresión artística, en la que los alumnos deben sentirse cómodos y seguros para permitir que sus propias emociones fluyan a través de su música. Para asegurar que dedicarán muchas horas de duro trabajo y repetición para conquistar los retos técnicos más exigentes sintiéndose motivados e incluso animados a enfrentarlos, es de vital importancia que éstos sean entendidos como un mero medio para in fin mayor, que es el mensaje emocional contenido en la pieza musical.
Darío Llanos Javierre